“A media tarde retumba el tambor en la montaña verde
haciendo inútil el espacio-tiempo
tanto,
que quiebra
lo absoluto.
Fusión con lo absoluto.
Sólo queda la quietud
de serlo todo,
de serlo todo y nada al mismo tiempo.
Gozo.
Dolor ausente,
frágil, vivo, penetrante…
frágil, vivo, penetrante…
He aquí un canto al vacío
henchido de dorados pensamientos y de azules tintineos,
mientras voy surcando a tientas lo infinito
cuando el aire rompe a media tarde
nuevamente
en su silencio.”
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