Reconoció que los poetas estaban
profundamente afectados por el vínculo con el espíritu,
profundamente afectados por el vínculo con el espíritu,
pero que se daban cuenta de ello de manera intuitiva
y no de manera deliberada y pragmática
como lo hacen los brujos:
como lo hacen los brujos:
Explicó que los poetas, sin saberlo,
anhelan el mundo de los brujos (místicos, sabios).
anhelan el mundo de los brujos (místicos, sabios).
Como no son brujos, ni están en el camino del conocimiento,
lo único que les queda es el anhelo:
Al oír el poema -dijo don Juan una vez que hube terminado de leer,
siento que ese hombre está viendo la esencia de las cosas y yo veo con él.
No me interesa de qué trata el poema.
Sólo me interesan los sentimientos que el anhelo del poeta me brinda.
Siento su anhelo y lo tomo prestado
y torno prestada la belleza.
Y me maravillo ante el hecho de que el poeta,
como un verdadero guerrero, la derroche en los que la reciben,
en los que la aprecian, reteniendo para si tan sólo su anhelo.
Esa sacudida, ese impacto de la belleza, es el acecho.
y torno prestada la belleza.
Y me maravillo ante el hecho de que el poeta,
como un verdadero guerrero, la derroche en los que la reciben,
en los que la aprecian, reteniendo para si tan sólo su anhelo.
Esa sacudida, ese impacto de la belleza, es el acecho.
"Ya me di al poder que a mi destino rige.
No me agarro ya de nada,
para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos,
para así poder ver.
No temo ya a nada,
para así poder acordarme de mí.
Sereno y desprendido,
me dejará el Águila
pasar a la libertad."
me dejará el Águila
pasar a la libertad."