Sólo
la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para ser capaz de no
abandonarse a nada. Un hombre así sabe que su muerte lo está acechando y que no
le dará tiempo para aferrarse a nada; así que prueba, sin ansias, todo de todo.
Somos
hombres, y nuestro destino es aprender y ser arrojados a mundos nuevos e
inconcebibles. Un guerrero que ve la energía sabe que no hay fin a los nuevos
mundos que se abren a nuestra visión.
«La
muerte es un remolino; la muerte es una nube brillante en el horizonte; la
muerte soy yo hablándote; la muerte sois tú y tu cuaderno de notas; la muerte
no es nada. ¡Nada! Está aquí, pero no está aquí en absoluto.»
El
espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni está hecho
a ganar o perder. El espíritu de un guerrero está hecho sólo a la lucha, y
cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la Tierra. Por eso el
resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la tierra, el
guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras se entrea a su
batalla, sabiendo que su intento es impecable, un guerrero ríe y
ríe.
La Rueda Del Tiempo_Carlos Castaneda