★Ofrenda Lírica★

Fue tu voluntad hacerme infinito.
Este frágil vaso mío tú lo derramas
una y otra vez y lo vuelves a llenar
con tu nueva vida.

Tú has llevado por valles y colinas
esta flautilla de caña y has silbado en ella
 melodías eternamente nuevas.

Al contacto inmortal de tus manos,
mi corazoncillo se dilata
sin fin en la alegría
 y da vida a la expresión inefable.

Tu dádiva infinita sólo puedo cogerla
 con estas pobres manitas mías.
Y pasan los siglos y tú sigues derramando
y siempre hay en ellas sitio que llenar.

Si no hablas, llenaré mi corazón de tu silencio
y lo tendré conmigo. Y esperaré, quieto,
como la noche en su desvelo estrellado,
hundida pacientemente mi cabeza.

Vendrá sin duda la mañana.
Se desvanecerá la sombra
 y tu voz se derramará por todo el cielo, en arroyos de oro.
 Y tus palabras volarán, cantando,
 de cada uno de mis nidos de pájaros
y tus melodías estallarán en flores,
 por todas mis profusas enramadas.

Vino y se sentó a mi lado; pero yo no desperté.
¡Maldito sueño aquel, ay!
Vino en la noche tranquila.
Traía el arpa en sus manos,
y mis sueños resonaron con sus melodías.

¡Ay!, ¿por qué se van así mis noches? 
¿Por qué no le veo nunca
 cuando su aliento está rozando mi sueño?

Rabindranath Tagore


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